una noche de San Xoán, aprovechando que la Moura de Sedes había ido a saltar la hoguera a la casa de su hermana, la Meiga Dorinda, el Nubeiro del Alto del Coto y la Xacia del Xuvia entraron en su casa y le robaron el angazo con el que la Moura todos los días extendía su tesoro en la era al sol, la escoba con la que todos los días la Moura barría su tesoro para que reluciera tanto que su brillo cegara a todos los que por allí pasaran, y el cofre con la llave donde la Moura guardaba con todo el cariño su tesoro.

Hace más de 1700 años que la Moura de Sedes abandonó su aldea, apenada no tanto por el tesoro robado cómo porque se lo habían robado sus propios vecinos y vecinas.

Hace más de 1700 años que el Duende Perollo intenta recuperar el tesoro de su más preciada amiga, la Moura de Sedes, sin éxito.